Cuando la mente enferma, el cuerpo habla.
Nataly Vivian
6/10/20252 min read


En esta entrada me gustaría profundizar una idea mencionada en la entrada anterior.
"No hay salud física sin salud mental, ni salud mental sin salud física" Quizá pienses que es una aseveración decirlo así, pero déjame explicar un poco porque lo creo.
Cuando pensamos en salud, muchas veces la dividimos en dos cajitas: salud física por un lado (como comer bien o hacer ejercicio) y salud mental por el otro (como sentirnos estresados, ansiosos o felices). Pero la verdad es que estas dos dimensiones están mucho más conectadas de lo que solemos imaginar. Y no, no es solo una frase bonita: la ciencia lleva décadas demostrando que cuerpo y mente están en constante diálogo.
¿Has notado cómo un mal día puede dejarte agotado físicamente? Y al revés como cuando nuestro cuerpo no está bien —ya sea por una enfermedad, una mala alimentación o sedentarismo— es más fácil que también se vea afectado nuestro estado de ánimo y procesos biológicos que realiza el organismo.
Todo en nosotros opera como una gran orquesta, la salud física y mental no son entidades separadas, interactúan constantemente influyéndose mutuamente.
La salud mental afecta a la física: La ansiedad crónica puede desencadenar hipertensión, problemas gastrointestinales, dolores musculares, insomnio, etc.
La salud física afecta a la mental: Dolencias crónicas pueden generar trastornos depresivos, baja autoestima, aislamiento, cambios en el estado de ánimo y trastornos del sueño.
Existe una relación bidireccional cuidar una sin atender a la otra es ineficaz; el cerebro y el cuerpo se comunican todo el tiempo. Las intervenciones integradas —que aborden cuerpo y mente conjuntamente— son las más efectivas para lograr un bienestar sostenido.
A este punto te preguntarás ¿Por qué deberíamos hablar de esto? Porque culturalmente aún seguimos separando muchas veces lo físico de lo mental. Vamos al médico por dolor de espalda, pero no siempre buscamos ayuda si tenemos una profunda tristeza. Hablamos de autocuidado pero lo hacemos de manera aislada o solo el fitness o solo la salud emocional. Y eso, a la larga, nos impide ver el panorama completo.
Cuidarse implica entender que lo que pasa en tu cabeza afecta a tu cuerpo… y que tu cuerpo también puede ayudarte a sanar tu mente.